EEUU ha emitido deuda pública desde su creación en 1776, año en el que se proclamó su independencia. El mayor crecimiento se produjo tras la guerra civil: pasó de 65 millones de dólares en 1860 a 2,7 mil millones tras la guerra civil. Tras la participación en la I y II Guerra Mundial aumento aun más su deuda (de 16 mil millones en 1930 a 260 mil millones en 1950). Durante la Guerra Fría, la constante lucha de ideologías también provoco un déficit debido al precio que debieron pagar los EEUU para lograr imponerse al coloso soviético.
En la actualidad la deuda nacional de EEUU ha ascendido a los 13 billones de dólares por primera vez en la historia. Esto se debe en gran parte al enorme gasto militar y al exceso de consumo, hecho que puede afectar a la inflación de manera que el estado puede vender deuda pública para así reducir el excedente de dinero que hay en circulación, a las tasas de interés aumentándolas a largo plazo y a la evolución del crecimiento económico según Paul krugman. El déficit estadounidense es financiado en gran mayoría por la compra de bonos del Tesoro por parte de China. Este país y Japón son los principales acreedores de EEUU en la actualidad y las consecuencias para la economía estadounidense serían muy graves en caso de que China y otras potencias dejaran de inyectar dinero al Gobierno de Washington mediante la compra de deuda pública. Otra forma de financiación de la deuda pública es el incremento de las inversiones de los principales exportadores de petróleo.
EEUU, al contrario que la mayoría de países europeos, ha decidido implantar una política expansionista, que consiste en aumentar el dinero en circulación y así fomentar el consumo y la inversión, como solución a la crisis actual. Esta política expansionista no cuenta con el apoyo total de los republicanos, ya que este partido fomenta más el ahorro que el consumo y la inversión.
Está claro que EEUU tiene deuda pública desde sus comienzos y ahora en la crisis se ha incrementado, pero con su política expansionista intentará recuperarse como el resto de los países del mundo.
Por Andrea Montell Ballester, Patricia Rodríguez Martín, Silvia Pozo Martínez, Nieves Santiago Devora y Nazaret Aponte López
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