Santiago de la Sotilla
Es
evidente que existe crispación en la sociedad. La sociedad política debe
cambiar. Necesitamos un cambio del sistema en muchas de sus facetas: listas
abiertas, desaparición de la corrupción, una verdadera división de poderes… PP
y PSOE se dividen el poder, sus decretos, sus dedazos, sus medios de
comunicación, sus jueces, sus encubrimientos de la corrupción… ¿Necesitamos
derribar el sistema para empezar de cero?
Hoy
en día, el sector público es fundamental. En teoría las políticas públicas
deberían tener por objetivos económicos el crecimiento, el pleno empleo, la
distribución equitativa de la renta… y como objetivos sociales una mejora de la
educación, de la sanidad, de la protección del medio ambiente… En la práctica
estamos sufriendo una putrefacción de la clase política que cada día es más corrupta.
De este modo el gasto público se destina a fines meramente electoralistas.
Además una parte del gasto público no demasiado elevada, pero si relevante, se pierde en intereses privados de los
dirigentes políticos (como por ejemplo el caso “Gürtel” o el caso de los eres “fraudulentos”).
Este mal uso de los bienes públicos genera crispación en la sociedad. La sociedad
no quiere votar permitiendo el mal uso de los impuestos.