miércoles, 17 de marzo de 2010

Dubai. Un paraíso artificial a las puertas del colapso económico

Los efectos de la crisis mundial parecían haber pasado de largo de los Emiratos Árabes que seguían con su ritmo imparable de creación de infraestructuras, edificación de complejos imposibles y megalómanos y su afrenta diaria a una naturaleza que les ha “bendecido” con un terreno desértico.

Hasta ahora. Por lo menos, la crisis parece que está empezando a hacer de las suyas en uno de estos paraísos terrenales, al menos para los extranjeros occidentales y la gerontocracia local.

Dubai está viendo como las deudas millonarias están minando el prestigio internacional acumulado en los últimos años gracias a vender lujo, rascacielos o islas artificiales en un círculo vicioso que parece estar a punto de ver su final.

Prueba de ello es que aunque Abu Dhabi es la capital de EAU, sede de la mayoría de la riqueza petrolera y el mayor de los siete emiratos con gobierno propio, en los últimos años ha ocupado un lugar secundario mientras que Dubai realizaba espectaculares proyectos inmobiliarios y se posicionaba como centro turístico y financiero.

La culpa de todo ello parece tenerla el ladrillo. No en vano la construcción ha venido aportando el 22 por ciento del Producto Interior Bruto mientras que el petróleo lo ha hecho sólo en un seis por ciento. Todo lo relacionado con la construcción en Dubai ha sido fastuoso desde el año 2004: en este momento está en construcción el edificio más grande del mundo, el centro comercial más grande del mundo, el parque de diversiones más grande del mundo, el primer hotel bajo el agua y el edificio residencial, de nuevo, más grande del mundo.

Un burbuja que ha explotado el pasado mes de noviembre cuando el Gobierno del Emirato ha anunciado una deuda de su holding Dubai World contraída con diferentes entidades financieras internacionales por un valor de unos 3.800 millones de euros. Los expertos consideran que la reputación del Emirato ha quedado dañada y que “su grandeza desmedida y sus proyectos inmobiliarios tendrán que moderarse”, según el centro analista Gulf Research Center en información publicada en el diario El País.

Paraíso para algunos
A partir de ahora habrá que preguntarse si el desarrollo económico de un determinado país no debería ir en paralelo con el respeto a los derechos humanos y las libertades públicas. En Dubai, los extranjeros occidentales parecían tenerlo relativamente fácil pero el Emirato no se caracteriza por ser un referente en cuanto a derechos laborales se refiere.

Obviando que no existen instituciones democráticas elegidas directamente por los ciudadanos dubaitíes, la economía del Emirato se ha basado en la construcción para lo que se han surtido de mano de obra inmigrantes, principalmente hindú y paquistaní.

Según denuncia un reciente informe de Global Talent Magnet, la mayoría de estos trabajadores se ven obligados a entregar sus pasaportes al entrar al país, por lo que volver a sus lugares de origen resulta muy complicado. Las organizaciones internacionales denuncias que estas personas viven en condiciones muy difíciles, hacinados con otros trabajadores, ahorrando todo lo que pueden para enviarlo a sus familias, a la que en la mayoría de los casos no ven en muchos años. Por supuesto, ni hablar de derecho a huelga o a sindicarse.

Y un paraíso contaminante
Otra cosa que llama la atención en Dubai es la falta de cultura ecológica. Mientra que en la mayoría de los países europeos parece haberse convertido en una prioridad de primer orden, Dubai se encuentra totalmente alejada de esas premisas y de esos principios.

En todas las construcciones el aire acondicionado es primordial y funaciona al cien por ciento, sin descanso, para ofrecer ese grado de comfort de cara a atraer a nuevos visitantes y así obtener de ese ansiado crecimiento económico de la región.

Cabe resaltar que en una ciudad con el mayor número de horas solares diarias, no se use la energía solar o eólica, por ejemplo. Mientras, a lo largo de la geografía española parece ser un objetivo primordial y un ejemplo de economía sostenible.

En el plano doméstico o individual también se contribuye en Dubai a emitir diariamente más óxido de carbono a la atmósfera, ya que los vehículos usados tienen un consumo medio próximo a los veinte litros por cada 100 kilómetros.

Dubai ha pasado a ser más contaminante que los Estados Unidos, en porcentajes individuales. En los EAU la huella ecológica por persona es de 11,9 hectáreas, frente a las 2,2 por persona, de media global.

El futuro Ahora que todo el mundo vuelve sus ojos financieros a Dubai por las consencuencias en las bolsas de medio mundo que está teniendo el colapso económico de este país, quizá deberíamos ir pensando en cómo podemos conjugar el crecimiento económico de los países emergentes con el respeto a determinados derechos internacionales, tanto derechos humanos como ecológicos. Aún estamos a tiempo.

Por Roberto Ramos y Rubén Tejedor, Alumnos de Grado en periodismo online en la URJC

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